27/1/15

Man’s world



Estoy segura de que si me dedicase a recopilar e investigar, podría encontrar una noticia relacionada con el machismo diariamente. Sin rebuscar ni dobles sentidos de “feminazi". Directamente y evidentemente machista. Pero como este mundo es machista, pues ahí están, delante de nuestros ojos sin ser percibidas como tal. O sí. Y por eso se habla tanto de feminismo últimamente.


Voy a descartar, pero sin menospreciar, cualquier posible noticia de maltrato de género, o el terrible artículo publicado en el diario Público sobre los abusos cometidos por las tropas franquistas a republicanas o cualquier mujer que les hiciera desplante. Los descarto por el evidente machismo, no por quitar gravedad al asunto.

Quiero centrarme en dos artículos publicados en revistas femeninas. La verdad es que este tipo de publicaciones, dirigidas a mujeres, a veces son nuestras peores enemigas.




Y digo a veces porque el artículo de Smoda recoge la rebelión de las estrellas de Hollywood a ser tratadas como maniquís y no como las grandes (algunas) actrices que son. Me encanta la moda y las alfombras rojas. A mi y a ellas también. Pero lo que denuncian, es que en las entrevistas se les pregunte por lo que llevan o por su manicura en lugar de por sus interpretaciones como a sus compañeros. Es como si yo, que soy programadora, en las reuniones de seguimiento de progreso del proyecto a mis compañeros les pidiesen sobre su desarrollo, y a mi qué rutina de gimnasio hago. Algo que en este ámbito parece evidente, en el del cine no lo parece tanto. Son algo más que bellos rostros. Tratémoslas como tal. O empezad a preguntar por la manicura a sus compañeros, como sugirió Cate Blanchet (ídola).



El otro artículo que quiero destacar es el de Vogue en el que recomiendan y hace cábalas, sobre qué llevará la mujer de Tsipras en la envestidura o demás actos públicos.

  • Primero, estoy en desacuerdo con la figura de “primera dama”. Se vota a presidente. Quién sea su compañera sentimental es anecdótico. Por eso no entiendo ningún acto en el que debiese aparecer como figura pública. Entiendo que es un momento importante también en lo personal, pero debería participar en ningún acto institucional.
  • Segundo, si querían hablar de ella, ¿por qué no han investigado sobre la mujer? Resulta que es ingeniera de telecomunicaciones y que se unió al Partido comunista en su juventud, antes de su marido al que convenció a incorporarse. “Detrás de un gran hombre, hay una gran mujer”. Pues ni siquiera han explotado esa frase tan machista, pero que se podría ajustar más a la realidad dado a la naturaleza discreta de Peristera Batziana.
  • Y último, ¿por qué no se analiza lo que él llevará? Hay toda una simbología en los colores de los trajes y corbatas (o ausencia de ella) en la política. Pero eso no interesa. Queremos la maniquí a su lado. Porque no interesa si piensa. Sólo lo bonita que puede ir. 



Y esto son sólo dos casos que se han dado en días seguidos sin buscarlo. También podría hablar de la polémica sobre el embarazo de la presidenta de Andalucía, en sí podrá compaginarlo o no, pero el tema del embarazo es algo que quiero abordar otro día que tenga verborrea. Además que la noticia es so last week.




¿Tan difícil ver el machismo en estos casos? ¿Por qué lo consentimos? Quizá no son casos graves, pero son una muestra de lo arraigado que está en nuestra sociedad. En el que da igual lo buenas que seamos en nuestro campo, también hemos de ser bonitas. Y ya basta. 

  
Editado: La foto la han subtitulado "No woman, no tie". ¿Veis a qué me refería con el simbolismo de no llevar corbata? Están diciendo, "somos de súper izquierdas". Pero no ha incluído ninguna ministra. No os equivoquéis, ser de izquierdas no implica ser feminista. Y para muestra, un gobierno europeo del año 2015.






14/1/15

He vuelto

Quería volver y he vuelto. Ya está. No quiero esperar a tener el blog bonito para volver a escribir, porque lo que quiero es eso, escribir.
¿De qué escribiré? No lo sé, nunca lo he sabido. No tengo un fin, si no un durante. Porque me gusta escribir.
Y tampoco quería volver sin decir que había vuelto. Así que ya tengo la excusa.
Hasta la próxima entrada. O no.